Infinidad de veces nos encontramos con noticias periodísticas que hablan de asesinato cuando en realidad es un homicidio o de homicidio cuando en realidad es un asesinato.

El resultado entre uno y otro es el mismo, es decir, la muerte de la víctima, sin embargo, el tipo penal y la pena de prisión varía, entonces, ¿en que se diferencia el homicidio y el asesinato?

La principal diferencia radica en la gravedad del hecho.  El asesinato es una conducta que exige siempre la intencionalidad de querer matar a alguien, al igual que puede suceder con el homicidio, pero en el asesinato dicha intencionalidad se encuentra fuertemente agravada por cuatro requisitos que no se dan en el homicidio, como son, la alevosía, el precio promesa o recompensa, el ensañamiento y la ocultación de un delito o facilitar la comisión de otro.

Imaginemos que dos personas, “X” e “Y” chocan hombro con hombro cuando caminan por la acera, y una de ellas, “X”, se enfada y le empuja al otro, a lo que “Y”  responde con un navajazo que acaba con la vida de su adversario. ¿Estaríamos ante un homicidio o un asesinato? Sin lugar a dudas nos encontraríamos ante un homicidio pues “Y” no tenía la intención de querer matar a nadie, sino que ante una provocación contestó con un navajazo que derivó en la muerte de una persona.

Imaginemos el mismo ejemplo, pero donde “Y” en vez de un navajazo, le atesta veinte,  aumentando innecesariamente el sufrimiento de la víctima. ¿Estaríamos igualmente ante un homicidio? No, estaríamos ante un asesinato porque ante una misma consecuencia que es la muerte, el supuesto que la produjo se encuentra fuertemente agravado a consecuencia del ensañamiento, es decir, aumentando deliberadamente e innecesariamente el sufrimiento de quien padece ese sufrimiento. En esta situación, la defensa de “Y” debería actuar con cierta cautela e intentar demostrar mediante una pericial forense que fue el primer navajazo el que mató a la víctima siendo los otros diecinueve navajazos realizados ante un cuerpo inerte, ya que si eso se demostrara volveríamos a hablar de homicidio y no de asesinato porque no se aumentó el sufrimiento de nadie al estar la víctima ya muerta.

Sin lugar a dudas, como mejor se entiende la diferencia entre ambas figuras es acudiendo al Código Penal, y en concreto, a los artículos 138 y 139 que regulan el homicidio y el asesinato respectivamente.

El artículo 138 del Código Penal, que regula el homicidio simplemente establece que será condenado a la pena de prisión de diez a quince años el que mate a otro, mientras, que el artículo 139 del mismo cuerpo legal regula el asesinato establece que será condenado a la pena de prisión de quince a veinticinco años quien mate a otro concurriendo alguna de estas causas:

  1. Alevosía
  2. Precio, Promesa o Recompensa
  3. Ensañamiento
  4. Para facilitar la comisión de otro delito o evitar que se descubra.

Por tanto, la diferencia entre homicidio y asesinato radica en que mientras el homicidio supone matar a alguien, bien sea de manera voluntaria o de manera involuntaria, (por ejemplo atropello de un peatón que causa su muerte), el asesinato supone matar mediando:

  1. Alevosía (el autor asegura la muerte de la víctima sin asumir ningún tipo de riesgo, bien escondiéndose, bien aprovechando una situación de desamparo de la víctima o bien realizando un ataque sorpresivo que impida la defensa de la víctima)
  2. Precio, promesa o recompensa (cometer el crimen a cambio de una promesa o de una retribución económica o material).
  3. Ensañamiento (aumentar deliberada y conscientemente el sufrimiento de la víctima)
  4. Para facilitar la comisión de otro delito o evitar que se descubra (por ejemplo matar a alguien con la finalidad de robar en su casa)

En conclusión, pese a que el homicidio y el asesinato parecen dos figuras muy parecidas, en realidad no lo son, ya que mientras el homicidio supone matar a una persona “sin más”, el asesinato en cambio exige a la conducta un plus, una acción más peligrosa para el bien jurídico protegido lo que puede llevar a la conclusión de que el asesinato es un homicidio pero agravado por las circunstancias antes mencionadas.